miércoles, 24 de octubre de 2012

La puerta está abierta por si quieres entrar


A aquellos que se interesaron, les volví a abrir las puertas. Pero quien no llame al timbre no tendrá la oportunidad de que descuelgue el telefonillo y conteste.

No poseo la habilidad de leer mentes, y por tanto no sé si se quedaron fuera por gusto o por desconocimiento.

Pero independientemente de un motivo u otro, lo cierto es que el timbre está ahí, justo al lado de la puerta. Y si por algún casual no funcionara, siempre quedará el sonido de los nudillo contra la robustez de la entrada.

Y con todo y con eso, yo nunca echo la llave, por lo que existe la posibilidad de entrar a hurtadillas sin necesidad de anunciarte.

Pero lo que no haré será obligarte, eso nunca.

Las puertas están abiertas tanto para entrar como para salir.

No seré yo quien las cierre a cal y canto.

Y solo diré una cosa más: Quien realmente tiene interés, busca. Y a mi es muy fácil encontrarme.

jueves, 11 de octubre de 2012

El marinero de los ojos color mar


No se me olvida aquél marinero. El de los ojos del color del mar.

Estaba absorto con aquél juego cuando pasé a su vera y levantó la vista. ¡Que ojos!

Pareciera que se hubiera sumergido en la gran masa de agua que nos rodeaba en aquél momento y que hubiera llenado su mirada de ese líquido verde-azulado.

Vestía un mono naranja de trabajo que no le hacía favor alguno precisamente… Pero ese mirar lo compensaba todo.

Seguí andando, aunque bien me hubiera gustado perderme en el fondo de sus pupilas, y cuando minutos después desandé mis pasos, ya se había ido.

Solo quedaba el recuerdo de aquellos ojos que robaron mi atención por unos segundos.